El profesor y catedrático de la Universidad de Santiago, D. Jaime Gómez Márquez, hace una breve y clara exposición de la nueva Ley Celaá en tres apuntes. El primero, la necesidad de que para conseguir algo hay que esforzarse, el segundo,  la necesidad de apoyar la educación especial y el tercero se refiere al español como lengua vehicular en España. Todo ello lo desarrolla con precisión, haciendo una apuesta firme por la igualdad real, la cultura del esfuerzo, la igualdad entre seres humanos, la diferencia enriquecedora y la libertad, afirmando que “el Gobierno Sánchez-Iglesias no busca consenso en temas tan importantes como la educación, que vertebran una sociedad”.

Gómez Márquez dice que “es esencial que nuestros niños aprendan la lección de que para aprobar hay que estudiar y que el esfuerzo tiene premio”, sabiendo que no todos tenemos las mismas capacidades. Además, comenta que “los padres de niños con discapacidades intelectuales y/o físicas tienen que sentirse apoyados por el conjunto de la sociedad” y suprimir los centros de educación especial “es un gravísimo error y una crueldad que puede hacer mucho daño al desarrollo y aprendizaje”. Para finalizar, apunta que el hecho de que “la lengua española no sea vehicular en la educación en España es una barbaridad, un esperpento y una muestra supina de sectarismo cultural que nada tiene que ver con la reivindicación de la lengua vernácula” porque no tienen ninguna utilidad marginar la lengua española en la escuela más que para “los que quieren utilizar la lengua como un arma de confrontación política”.