El escritor Francisco Bescós ha publicado un libro llamado “Las manos cerradas”. A propósito de la publicación, Bescós concedió una entrevista relatando su experiencia como padre de una niña con discapacidad. La dificultad de su situación, se ha visto acrecentada al haber sido etiquetado como “segregador” al elegir llevar a su hija a un centro de educación especial. Entristece ver que estos ataques llegan incluso a aquellos que trabajan y conviven con personas con discapacidad, queriendo también poner en entredicho la libertad de elección de los padres con respecto de sus hijos.
Bescós señala que “no entienden que lo que nosotros queremos es que nuestros hijos estén bien, que puedan desarrollar su potencial y aprendan todo lo posible” porque “todo ser humano merece ser enseñado”. Y hace una clara alabanza de lo que suponen estos centros: una comunidad donde “nos arropamos unos a otros, nos aconsejamos”. Por eso, en su libro, presenta batalla ante los desafíos a los que se enfrentan muchos otros como él, como por ejemplo, el cierre de los centros de educación especial, con el que el Gobierno no ha dejado de jugar.